El consumidor está cansado de las marcas que están a su alrededor, por ello, diferenciarnos de una competencia cada vez más grande puede parecer un salto al vacío. Pero nada más lejos de esto, ya que, podemos aunar marketing y psicología para ofrecerle a nuestro cliente potencial experiencias inolvidables, momentos únicos y recuerdos que queden grabados en su memoria por los siglos de los siglos.
Lo más sencillo para saltar las barreras que nos impone la competencia es ponernos en la piel de nuestro consumidor, con el objetivo de desarrollar técnicas basadas en la psicología aplicada con las que encontraremos la llave a nuestros éxitos como marca, ya que, comprenderemos lo que necesita, lo que siente o lo que busca.
En este punto, pensarás que esto es fácil si nos dirigimos a empresas B2C porque el consumidor final está más acostumbrado a vibrar con las emociones, pero aunque no esté ‘de moda’ utilizar el marketing psicológico en empresas B2B también es posible aplicarlo. ¿Descubrimos su importancia? ¡Venga sigue leyendo!
Para llevar a cabo una estrategia de Marketing con éxito no debemos olvidarnos de cómo piensan los consumidores, cuáles son sus motivaciones, qué problemas precisan resolver o qué necesidades tienen. Por ello, la psicología es un factor fundamental en el departamento de marketing de cualquier empresa.
Una vez hemos realizado las investigaciones pertinentes ¿dónde está el ingrediente secreto para llegar al corazón de nuestros potenciales clientes? Básicamente, es saber cómo manejar la información recabada para la creación, diseño y planificación de diversas estrategias de marketing con las que conseguiremos atraerles de forma no intrusiva a través de técnicas de Inbound Marketing que nos ayudarán a responder a todas esas necesidades.
Como ya sabemos las decisiones del ser humano se basan en impulsos psicológicos que vienen precedidos por estímulos como el gusto, el rechazo, la emoción o la necesidad. Por tanto, si creamos una estrategia con la que consigamos inducir el pensamiento del usuario a la necesidad de adquirir nuestro producto y/o servicio lograremos crear una relación entre consumidor y marca.
El neuromarketing, especialidad que posibilita localizar la receta para renovar la conversión de los productos y/o servicios de una empresa a través de un minucioso estudio científico combinado con la monitorización de la conducta de los usuarios, se ha convertido en uno de los pilares básicos de las campañas de publicidad de muchas marcas que buscan colarse en la mente de los consumidores.
La elección del color corporativo es un paso muy importante para cualquier empresa o servicio, ya que, el efecto que producirá en la mente del consumidor será una u otra, es decir, si una empresa escoge el color azul como Twitter, Facebook, Samsung o Skype están generando confianza, por ello, se ha convertido en el más utilizado entre las compañías. Pero no nos debemos dejar llevar únicamente por ese sentimiento a la hora de escoger nuestro color, ya que, depende de la cultura del país en el que nos encontremos o qué emoción queremos reflejar podremos optar por otros. ¿Qué significado tienen? El morado significa ruptura, el naranja éxito y creatividad, el rojo valentía y emoción, el verde esperanza o el amarillo optimismo y felicidad. Y ¿tú con cuál te quedas?
Las decisiones que suelen tomar el 90% de los seres humanos están basadas en las emociones y las conexiones que sienten con determinados productos y/o servicios, personas o valores. Está claro que la impulsividad no siempre es la ganadora de la batalla, ya que, detrás de la decisión de compra también confluye la lógica y la investigación. Pero, si una persona siente esa ‘conexión especial’ con una marca terminará por adquirir su producto porque se convertirá en necesidad.
Tomemos como ejemplo las televisiones de hoy en día, el consumidor busca que sea grandes, con una calidad de imagen extraordinaria y con posibilidades de conexión a internet ( tener un cine sin moverse de casa). ¿Cómo llegaremos a ellos? simplemente pensando en las emociones que pueden evocar en ellos, es decir, si comprendemos los sentimientos que hacen que los usuarios se decanten por un televisor o por otro, podremos crear una estrategia de engagement especial con el que diseñar y mejorar los patrones de compra.
Las personas solemos tener cierta empatía con nuestros allegados y desconocidos cuando observamos situaciones de éxito, pánico, tristeza o felicidad. Niños que pasan hambre, guerras, nacimientos o consecuciones de logros nos evocan sentimientos de nerviosismo, ansiedad, tristeza o alegría. Pero estos sentimientos no son del todo reales, es decir, las llamadas neuronas espejo hacen que las sintamos como si fuesen nuestra realidad.
Estas neuronas juegan un papel decisivo cuando las marcas prometen a sus consumidores la resolución de sus problemas a través de imágenes, vídeos, casos de éxito, storytelling o estudios que afirman que pueden paliar sus dolores. Por ello, la asociación se convierte en la reina del espectáculo, ya que, si planificamos una estrategia donde la asociación despierte a nuestras neuronas espejo seguramente conseguiremos ese engagement que estamos buscando.
Es uno de los dichos más famosos y seguramente más escuchados del planeta, y es que no le falta razón, ya que, nuestro cerebro procesa antes las imágenes que los textos, por ello, si dentro de nuestra estrategia de Marketing jugamos con las imágenes y las palabras conseguiremos un efecto ‘WOW’ con el que crearemos experiencias memorables en nuestros consumidores. Además, de las imágenes el uso de determinadas palabras nos pueden asegurar el éxito y el prestigio de nuestra marca, así, vocablos como ‘auténtico’ que va ligado a lo verdadero o ‘garantía’ que aporta seguridad nos ayudarán a construir la confianza que estamos creando con nuestros productos y/o servicios.
Este fenómeno está basado en la repetición de un mismo patrón, es lo que se conoce como ‘la ilusión de frecuencia’, es decir, la ilusión de que, una vez que se conoce algo está por todas partes. ¿recuerdas el fenómeno de la ‘chaqueta amarilla’ de Zara? parecía que estaba por todas partes, pero nada del otro mundo: el fenómeno Baader-Meinhof creó una experiencia a través de diferentes canales con una buena imagen y un mensaje ‘WOW’ donde la repetición se convirtió en ilusión de frecuencia. Por tanto, la repetición es una situación básica dentro del aprendizaje para que el recuerdo constante ayude a los usuarios a involucrarse con el producto y/o servicio.
En definitiva, jugar con la psicología al crear estrategias de marketing nos ayudará a acercarnos a los consumidores y conectaremos con ellos. Y tú, ¿crees en la psicología aplicada al marketing?